Este 2025 marca 15 años de trabajo de TECHO en Haití, un país al que la organización llegó para responder de inmediato a la emergencia del terremoto, una de las crisis humanitarias más devastadoras de la región. Lo que comenzó como una acción de emergencia se convirtió en un compromiso sostenido en el país más pobre de Latinoamérica, adaptando estrategias y trabajando junto a las comunidades y la juventud latinoamericana y haitiana, para impulsar transformaciones en las zonas más vulnerables.
La tarde del 12 de enero de 2010, un terremoto de magnitud devastadora sacudió Haití, dejando 316.000 muertes, 350.000 heridos y 1.5 millones de personas sin hogar. Dos semanas después, TECHO llegó al país con un equipo de avanzada, preparando la respuesta de emergencia para apoyar a las familias afectadas.
Luis Barillas, voluntario de El Salvador y en aquel entonces estudiante universitario, recuerda que al enterarse del terremoto no dudó en sumarse a la primera misión internacional de TECHO en Haití. Siendo de los primeros voluntarios en llegar, la magnitud de la destrucción era indescriptible: edificios colapsados, calles llenas de escombros y familias sin un lugar donde resguardarse. Para él, fue un choque de realidad.
Luis comenta que ante las adversidades que tuvieron que enfrentar en los primeros días, “lo que ayudó un montón fue la sangre latina, a través de la risa de las bromas, nos entendíamos super bien”.
Proveniente de Chile, Sebastián Smart comenzó su viaje con TECHO en 2010, recién casado, viviendo una experiencia compleja pero enriquecedora. En esos primeros días, no había estructura, solo “gente con muchas ganas de quedarse ahí y trabajar”. Recuerda cómo “esa casa llegó a tener unas 20 personas que trabajaban día y noche… una especie de casa reality”.
No había proveedores de viviendas, pero Sebastián cuenta que todo cambió cuando encontraron a un hombre que hacía pupitres en la calle. Este hombre, también movido por la urgencia, armó una fábrica de viviendas prefabricadas ante la demanda de 2000 viviendas en un mes. Él comenta que no se trataba tan sólo de construir viviendas, sino también esperanza.
Sebastián resalta el valor del apoyo de todos los TECHOs de Latinoamérica, que ayudaron a organizar el voluntariado y coordinar el proceso. Este esfuerzo permitió la creación de una base de TECHO en Haití, sustentada en tres pilares: recursos necesarios, voluntariado (principalmente estudiantes universitarios) y el trabajo conjunto con las comunidades. Gracias a esta coordinación, TECHO fue la primera organización en construir viviendas en Haití tras el terremoto, completando 500 viviendas y ganándose el reconocimiento de la comunidad.
2011: Intensificación de la respuesta a la emergencia.
Un año después del sismo, TECHO movilizó a cientos de voluntarios de toda Latinoamérica para participar en la construcción más grande hasta la fecha. Durante esta etapa, la colaboración entre familias haitianas y voluntarios sentó las bases de lo que sería una presencia sostenida de TECHO en el país.
Carlos Realpe, un joven colombiano de 19 años, viajó a Haití en 2011 junto con TECHO. Su experiencia fue profundamente impactante, especialmente por compartir con otros voluntarios que habían sido afectados por el mismo terremoto. A pesar de las diferencias, Carlos cuenta que “los lenguajes no había en común, pero los límites de fronteras desaparecerían trabajando en conjunto, por justicia, con la conexión, con un abrazo”. Esa conexión, desde el hacer, transformó la vida tanto de las familias como de quienes pasaron por allí.
Según Carlos, TECHO logró ser coherente con su misión de generar conexión y ofrecer una experiencia profunda con las familias. Además, destacó que TECHO fue clave en el desarrollo de capacidades tanto en los voluntarios como en las comunidades: “un gran ejemplo de esto eran los mismos voluntarios de Haití que eran personas damnificadas que lograron salir adelante”. Para él, esta experiencia evidenció la resiliencia de la organización frente a dificultades políticas, económicas y desastres naturales.
2014: Estructuración y Fortalecimiento del Voluntariado Local.
TECHO estableció formalmente su oficina en Haití en 2014, consolidando un equipo de voluntariado conformado por jóvenes universitarios haitianos comprometidos con el desarrollo de su comunidad. En esta etapa, la organización reorientó sus estrategias hacia un trabajo comunitario más profundo, fortaleciendo su impacto.
2019: TECHO Caribe y la Respuesta al Contexto Social.
Ante la creciente complejidad del contexto social en Haití, en 2019 nació el proyecto TECHO Caribe, una iniciativa que permitió seguir brindando apoyo a familias en situación de vulnerabilidad mediante alianzas con socios locales.
2024: Reconocimiento a la Reconstrucción de Viviendas.
El trabajo de TECHO en Haití recibió un importante reconocimiento en los LATAM Smart City Awards, premiando el proyecto «Reconstrucción de Viviendas en Don L’Amitié». Este reconocimiento destaca la dedicación de voluntarios, vecinos y donantes que han hecho posible la construcción de un Haití más justo.
A lo largo de estos 15 años, TECHO ha evolucionado para adaptarse a las necesidades de Haití, pero su esencia sigue siendo la misma: transformar realidades junto a las comunidades. La experiencia de estos voluntarios nos demuestra que el compromiso con el cambio trasciende fronteras. Haití aún necesita de todos nosotros. Seamos parte del cambio, dona aquí.
Escrito por Lucía Carabelli.