En el marco del Día Internacional de los Voluntarios, TECHO se preguntó cuál es el efecto que la práctica del voluntariado tiene en las juventudes. Para responder a la pregunta, le preguntamos a más de 800 jóvenes de 18 países por su experiencia. Aquí los resultados:
Los cambios inician desde los primeros pasos. 6 de cada 10 personas encuestadas afirmaron que antes de su voluntariado no conocían o no habían estado en un asentamiento popular. “Esto habla del rol que las organizaciones de la sociedad civil tienen para permitir a la población profundizar en la realidad de su país y conocerla de primera mano, desde el compromiso y la acción”, señala Laura Sánchez, directora de Equipos de TECHO Internacional. En esta línea, 8 de cada 10 iniciaron actividades de voluntariado para participar en un proyecto social y casi un número similar (76%) para reflexionar sobre la realidad política y social del país donde vive.
Con un promedio de 13 horas de dedicación semanal a las actividades de voluntariado, los y las encuestadas afirmaron que lo principal de esta actividad es el trabajo permanente y horizontal junto con las comunidades en situación de pobreza.
Durante el proceso de voluntariado, la encuesta revela que el 76% generó nuevos conocimientos y 1 de cada 2 pone en práctica conocimientos que ya tenía. En cuanto al impacto de la experiencia en decisiones personales importantes, 1 de cada 2 personas afirma que la experiencia incluso le llevó a cambiar la proyección del área de interés profesional. “El trayecto durante el voluntariado conduce a preguntas que interpelan hasta en las decisiones personales más sustanciales, como cómo hacer de los pasos futuros un camino que permita construir una sociedad más justa. Ese es el efecto interesante de este recorrido: el complemento que es esta experiencia a la formación formal y cómo permea en decisiones futuras”, indica Sánchez.
ESTO DESAFÍA LA IDEA DE QUE EL VOLUNTARIADO ES ÚNICAMENTE PARA QUIENES CUENTAN CON TIEMPO LIBRE
Para conocer los desafíos que los y las encuestadas leen para el desarrollo en América Latina, TECHO retomó algunas de las preguntas realizadas en el Latinobarómetro. Así, pudo identificar que para 9 de 10 el principal desafío se encuentra en las políticas sociales, inclusión social y pobreza, para el 71%, en igualdad de oportunidades para toda la población y para 7 de cada 10 en la infraestructura de transporte, energía, agua y saneamiento. Y aunque América Latina sea la región más desconfiada del mundo (según Latinobarómetro), en el informe de TECHO el 92% de dijo confiar principalmente en organizaciones, fundaciones y ONG, el 89% en universidades y el 76% en movimientos sociales.
“El voluntariado lejos de ser una entrega de tiempo libre es un compromiso con tu país, es hacer de tu participación ciudadana una herramienta para aportar y construir la realidad”, indica Sánchez. “Es un complemento enriquecedor a otras participaciones como la electoral, porque te involucra en la cotidianeidad más íntima de las principales problemáticas y soluciones. Hoy en una América Latina tan desigual y desconfiada es necesario reencontrarnos como población desde nuestra esencia ciudadana y comprometernos desde la acción conviviendo en diversidad, y esa es la invitación que representa la práctica del voluntariado”, concluye Sánchez.
Perfil de los y las encuestadas
La encuesta se aplicó a una muestra de 851 personas que hacen o hicieron voluntariado con TECHO, en 18 países de América Latina, distribuida equitativamente entre hombres y mujeres. El 77% tiene entre 18 y 26 años. El 37% de las personas estudia y el 37% estudia y trabaja, “lo que desafía la idea de que el voluntariado es únicamente para quienes cuentan con tiempo libre”, destaca Sánchez. El programa de voluntariado está diseñado para participar de forma activa y en distintas acciones por lo menos dos años El 99% afirma que reiteraría la experiencia de voluntariado en otro momento de su vida.