América Latina tiene 5 megaciudades: Sao Paulo, Bogotá, Buenos Aires, Río de Janeiro y Ciudad de México. Después, cerca del 80% de la población se agrupa en centros urbanos en la región y un gran porcentaje habita en áreas que concentran entre 100 mil y 500 mil habitantes. Son las llamadas “ciudades intermedias”, un desafío latente dentro de la agenda urbana global que se trabajó en el último encuentro en Cuenca, como parte de la preparación del proceso hacia Hábitat III.
La conferencia Ciudades Intermedias: Crecimiento y Renovación Urbana, llevada a cabo en Cuenca, Ecuador el pasado 17 octubre, forma parte de las charlas preparatorias, donde Estuardo Fuentes, director regional de TECHO para México y el Caribe participó como representante de la organización y de su trabajo en asentamientos informales.
Durante el espacio, se reflexionó sobre la situación actual de estas ciudades y cómo hoy las estamos pensando para que a futuro sean espacios para y desde las personas, en en lo social, político, económico y ambiental, entre otros aspectos.
La presencia de TECHO en este evento consistió en facilitar un espacio de diálogo y reflexión junto a miembros de muchas organizaciones de la socidad civil, grupos de mujeres, campesinos, autoridades locales, entre otros. el representante de TECHO se unió a Margarita Carranco, Secretaria de Inclusión Social del Municipio de Quito y Asesora en Género para Latinoamérica de Habitat III como facilitadores del espacio.
En él, la mesa redonda revisó los problemas que hoy existen en las grandes ciudades de América Latina, a partir de procesos de desarrollo fuera de control. La pobreza, segregación y desigualdades; la mercantilización del uso del suelo; la violencia e inseguridad ciudadana; la falta de espacios públicos repartidos de manera homogénea y la contaminación fueron algunos de los aspectos que hoy se convierten en los desafíos que los centros urbanos en crecimiento podrían evitar a través de una planificación adecuada.
Sin embargo, el espacio concluyó que es justamente el tamaño y el rol que juegan las ciudades intermedias como conexión entre el mundo urbano y rural lo que determina la importancia de volcar los ojos hacia cómo y quiénes las están construyendo. “El tamaño de las ciudades intermedias permite plantear estrategias de intervención a menor escala, que promuevan el fortalecimiento del tejido social, el fortalecimiento de los procesos democráticos, la reducción de la pobreza a través del establecimiento de indicadores de oportunidad que se conviertan en una apuesta desde los gobiernos nacionales, locales, cantonales, parroquiales y con participación ciudadana”, explicitan parte de las conclusiones del espacio.
“La construcción de ciudades intermedias deberá darse con corresponsabilidad de la sociedad civil, especialmente en lo relacionado al diseño, aplicación, seguimiento, vigilancia y contraloría social de las políticas públicas, lo cual es alcanzable con la participación permanente de las y los ciudadanos y con la incorporación creativa de sus demandas/agendas, propiciando un intercambio permanente entre sociedad civil e institucionalidad como facilitadora de sueños de la comunidad”, agrega el documento que recogió las conversaciones de los cerca de 40 participantes.
La declaración final de este espacio está disponible en la web del encuentro de Cuenca y será un insumo hacia el informe que se discutirá en Quito, en 2016.
“Esta será una oportunidad para pensarnos como sociedad y cuestionar la escala de valores con la que hemos llegado acá y juntos definir el rumbo que como sociedad queremos dar. Esto, para que nuestra sociedad viva cambios concretos tanto de orden y normativas como procesos humanos y de toma de conciencia”, concluyó Estuardo tras su participación en el espacio.