Soledad Nuñez, ex Directora Social de Paraguay, cuenta cómo fue su experiencia en voluntariado de TECHO. La ingeniera, que pasó por las áreas de Construcción, Formación y voluntariado, y tras haberse retirado sigue como voluntaria en Habilitación Social, da su testimonio y cuenta por qué TECHO se volvió el «»catalizador de su vida»».
El primer acercamiento de Soledad a TECHO, fue lejos de su país Paraguay. En el año 2006, en sus vacaciones de verano, fue hasta el sur de Chile y como voluntaria, levantó viviendas de emergencia junto a las familias de Lonquimay en la XIV región. La construcción, le trajo a Sole muchas dudas y con esto, una nueva perspectiva de vida, en la que la situación de pobreza se hacía más visible.
Dos años después, TECHO llegó a Paraguay y Sole fue parte del equipo que llevó a cabo la construcción de las cinco primeras viviendas de emergencia. Ella cuenta que sintió emoción e incertidumbre al asumir este desafío, sobre todo por tener que elegir el primer barrio en el que se interferiría. Porvenir del Bañado Sur, era un asentamiento estigmatizado, al que entraron con miedo. «»La primera vez que estuvimos ahí, fue custodiados por otra organización, pero al terminar la construcción, los prejuicios quedaron fuera y hoy tenemos dos mesas de trabajo funcionando»», cuenta.
A través de las mesas se canalizan las decisiones de las comunidades para proyectar, en un largo plazo, su desarrollo y la superación de las distintas vulneraciones que enfrentan desde los asentamientos humanos.
Fue en estos Trabajos en la que conoció a Cesar y Saturdina, que fueron la primera familia con la que trabajó. Para ella, significaron un proceso de cambio, en el que comenzó a cuestionarse sobre las cosas que van más allá de la vida cotidiana. Sole se dio cuenta, que se encontraba adormecida por los modelos que la sociedad creaba. «»Nuestras profesiones y carreras no están muy vinculadas con la realidad social, por lo que cargamos con pre conceptos y paradigmas viejos. Esto hace que los jóvenes estemos muy desconectados de lo que esta pasando en materia social»», dice Sole.
El siguiente desafío que asumió Soledad en TECHO, fue ser Jefa de los Trabajos, lo que vio como una oportunidad de crecimiento, y la posibilidad de vincularse más de cerca con las familias que viven en los asentamiento. Aún así se enfrentó al miedo de construir 15 viviendas, un número que sonaba imposible. «»Si estamos hablando de que soñamos con acabar con la pobreza de nuestro país y que somos jóvenes dispuestos a levantarnos a trabajar todos los días por que las injusticias se acaben, cómo puede ser que pensemos que 15 casas son muchas»», relata.
En los trabajos de verano siguientes, en el Asentamiento Porvenir en Paraguay, Sole vivió una experiencia que la marcó y que le enseñó sobre la vulnerabilidad que la pobreza genera. Cuenta que ese día hacía mucho calor y empezó a llover, por lo que Oscar- el dueño de casa- fue hasta su vivienda precaria para tratar de hacer espacio para los voluntarios que estaban construyendo y en ese instante, al mover una radio para hacer lugar, la que estaba conectada a la corriente, se comenzó a electrocutar. Un voluntario logró cortar el cable con una costanera, y como Oscar cayó sobre una madera, la corriente no pudo hacer tierra, pero aun así sufrió heridas graves.
«»Ese episodio me hizo comprender la vulnerabilidad que representaba la pobreza para muchas familias, la fragilidad que significa vivir en esta situación, el hecho que una persona pueda morir únicamente por no tener la posibilidad de acceder a una instalación eléctrica adecuada, y sobre todo que la pobreza es una situación que cobra vidas todos los días»», cuenta Sole.
En diciembre del 2010, cuando Sole ya era Directora Social de TECHO Paraguay, se construyó la casa mil. Para ella significó forzar las metas al máximo en termino de voluntarios y recursos. Si bien, esto se veía imposible y muy lejos de las primeras cinco casas construidas el 2008, sintió que para acabar con la situación de injusticia en su país, era necesario imaginar lo inalcanzable y pensar creativamente para alcanzarlo.
Tras cinco años dentro de TECHO, Soledad se retiró para avanzar a proyectos que van en la misma línea, buscando la justicia social y la superación de pobreza. Aún así sigue siendo voluntaria, y aportando su positivismo y ganas a esta lucha.
¿Qué herramientas te entregó TECHO?
Me dio sensibilidad social, como también la capacidad de ser empática y comprender lo que está viviendo la persona mas allá de los prejuicios. Para mí TECHO fue la mejor escuela de vida que tuve, porque uno desarrolla todos los aspectos de la vida y te vuelve más humana. A TECHO le debo todo, me hizo la persona que soy y me dio una perspectiva más justa de la sociedad.
¿Qué es TECHO para ti?
TECHO es un formador de ciudadanía activa, consciente y humana, como también un lugar donde se derrumban prejuicios, desafían paradigmas y nos acerca a los grandes desafíos que tenemos como humanidad.
Soledad Nuñez, ex Social Director of Paraguay, describes her experience volunteering in TECHO. The engineer, who passed through the areas of Construction, Training and volunteering, and after having retired continues volunteering at social empowerment, tells how she realized that TECHO became the «»catalyst for her life»».
The first approach of Soledad to TECHO, was far from her country Paraguay. In 2006, on her summer vacation, went to south of Chile and as a volunteer, lifted emergency housing for families in Lonquimai. The construction, brought her many doubts and with this, a new outlook on life, in which poverty became more visible.
Two years later, TECHO arrived in Paraguay and Sole was part of the team that carried out the construction of the first five emergency houses. She felt excitement and uncertainty to take on this challenge, especially of choosing the first slum of which they where going to interfere. Porvenir del Bañado Sur, was a stigmatized settlement, which they entered with fear, «»the first time we were there, it was guarded by another organization, but at the end of construction, we left out our prejudices and for that, today we have two Community-organizing committees «» account.
It was in these works in which she met Cesar and Saturdina, they where the first family that she worked with. For her, they meant a process of change, which began with wondering about the things that go beyond daily life. Sole realized that she was numbed by the models that society creates. «»Our professions and careers are not closely linked with social reality, so we carry with pre concepts and paradigms. This makes young people be very disconnected from what is happening in social matters, «»says Sole.
The next challenge that Soledad assumed in TECHO, was be the chief of the works, which she saw as an opportunity for growth, and the possibility of link more closely with the families that living in the settlements. Still, she faced the fear of building 15 homes, a number that sounded impossible. «»If we’re talking about the dream of ending poverty in our country, and we are young people willing to stand up to work everyday to end with the injustices, we can´t think that 15 houses are too many»» she says.
In the following summer jobs in the settlement Porvenir in Paraguay, Sole had an experience that marked her and taught her about the vulnerability that poverty generates. She tells the that was a very hot day and start to rain, so Oscar -the owner of the house- went to his precarious housing to try to make some room for the volunteers who were building outside, and at that moment, when he move the radio, which was connected to the stream, he began to electrocute. A volunteer managed to cut the cable with a beam, and as Oscar fell on a timber, the current could not be grounded, but still suffered serious injuries.
«»That episode made me understand the vulnerability that poverty represented for many families, the fragility of living in this situation, the fact that a person can die only because is not able to access adequate electrical installation and above all, that poverty is a situation that takes lives every day, «»says Sole.
In December 2010, when Sole was Social Director of TECHO Paraguay, was built the thousand house of the organisation. For this to happen, she had to force the goals to the maximum, in terms of volunteers and resources. Although this looked impossible and far from the first five houses built in 2008, she felt that to put an end the injustice in her country, it was necessary to imagine the unreachable and think creatively to achieve it.
After five years in TECHO, Soledad retired to move to others projects that are in the same line with social justice and overcoming poverty. However she still a volunteer that bring positivism and desire to this fight.
What tools TECHO gave you?
I got social sensitivity, as well as the ability to be empathetic and understand with what the other person is living. To my TECHO was the best school of life I had, because one develops all aspects of life and becomes more human. I owe everything to TECHO, made me the person I am and gave me a fairer perspective of society.
What is TECHO for you?
TECHO is a place where former of active and conscious citizens, as a place where prejudices collapse, challenge paradigms and brings us to the great challenges that we as humanity.