Inés es una referente comunitaria y madre en el barrio “Nuevo Amanecer de Cerrillos” en Chile, una mujer que ha atravesado grandes desafíos a lo largo de su vida. Antes de mudarse a su actual comunidad, Inés vivió en un ambiente de violencia doméstica por parte de su exmarido, una situación que no solo afectaba su bienestar, sino también el de sus hijas. Era urgente para ella encontrar un lugar seguro para vivir, un espacio donde pudiera proteger a sus hijas y escapar del peligro constante al que estaban expuestas.
En plena pandemia, Inés toma la valiente decisión de abandonar la casa de su exmarido. Junto a sus hijas, se mudan a un terreno vacío, sin ninguna infraestructura, ni recursos para construir un hogar digno. A pesar de la adversidad, Inés utiliza los materiales que tiene a la mano para crear un refugio improvisado, luchando por garantizar que sus hijas tengan un techo bajo el cual dormir. Sin embargo, esa vivienda temporal no resolvía por completo la situación.
Fue en ese momento cuando Inés conoció a TECHO, que le permitió no solo acceder a un hogar digno y seguro, sino que también empezó a comprender la magnitud de la crisis de vivienda que afecta a tantas familias en los campamentos de Chile. Esta nueva perspectiva la inspiró a luchar por mejorar las condiciones de vida en su comunidad y a visibilizar la problemática que tantas familias enfrentan a diario.
Con el apoyo de TECHO, Inés se embarca en la creación de un comité de vivienda en su comunidad. Esta iniciativa no solo le dio una voz dentro de su barrio, sino también un sentido de responsabilidad y liderazgo que le permitió transformar su situación. Ahora, Inés ya no tiene que cubrir los pisos con sábanas para evitar el contacto con la tierra, y puede enfocarse en liderar proyectos comunitarios que mejoren la calidad de vida de sus vecinos.
Inés, hoy, tiene una vivienda propia, un hogar seguro donde ella y sus hijas pueden vivir sin miedo. Gracias al apoyo de TECHO y a su incansab, ha logrado salir del ciclo de violencia y pobreza que amenazaba con arrastrarla nuevamente. Al haber encontrado una oportunidad para transformar su vida, Inés pudo también encontrar su vocación en el liderazgo barrial, convirtiéndose en un ejemplo para su comunidad.
Si Inés no hubiera tomado esa valiente decisión de escapar de la violencia, podría haber caído de nuevo en ese círculo destructivo que tanto temía. La falta de ingresos y la imposibilidad de acceder a una vivienda digna habrían dejado a su familia en una situación aún más vulnerable, sin oportunidades para mejorar su vida. Sin embargo, su determinación, junto al apoyo de TECHO, le permitió cambiar su destino y el de muchas otras familias.
Vivir en la pobreza hace más difícil cualquier intento por romper con el ciclo de violencia. Pero Inés demostró que, con el apoyo adecuado y la voluntad de luchar, es posible cambiar las circunstancias y dar paso a nuevas oportunidades. Hoy, Inés no solo ha transformado su vida, sino que sigue haciendo un llamado a la sociedad para que se hable de los campamentos y de la difícil situación que enfrentan miles de chilenos, migrantes y familias de todas partes. Su lucha por la vivienda digna continúa siendo su motor y su legado en la comunidad.
