





Porque esto es urgente.
Más de 170 millones de personas en América Latina y Caribe viven en situación de pobreza. En los asentamientos populares del continente, muchas familias viven en pisos de tierra, con paredes hechas de cartón, nylon, madera y chapas. La falta de acceso a derechos básicos es una urgencia diaria, y mirar hacia otro lado no es una opción para nosotros.
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Frente a esta situación, las viviendas de emergencia son una respuesta rápida y tangible. Prefabricadas en madera, permiten ser construidas en tan solo un fin de semana por las familias, voluntarias y voluntarios.
Una vivienda puede cambiarlo todo. Ésta da abrigo, privacidad, seguridad, protección ante las lluvias. Alivia la cantidad de camas hacinadas en un hogar, mejora el descanso, reduce el estrés y transforma las relaciones dentro del hogar. Es el primer paso a que una familia acceda a un lugar seguro, donde estudiar, trabajar o cuidar la salud dejan de ser imposibles; es el comienzo de una vida más digna.
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“Esta casa nos devolvió la dignidad humana que un día nos había sido arrebatada (…) significó abrazar por primera vez una vivienda propia y digna, poder seguir soñando, decir sí podemos y seguir hacia delante”. – Kate, vecina de Colombia.
Esto es urgente. No puede esperar. Pero esta realidad solo es posible de superar si nos involucramos todos. Porque las grandes transformaciones no nacen de la nada. No se hacen solas.
Si esta situación te indigna, súmate a construir una América Latina y el Caribe donde nadie viva en un piso de tierra aquí.
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Escrito por Lucía Carabelli