El Día Mundial del Voluntariado, celebrado el 5 de diciembre, es una fecha que nos invita a reflexionar sobre el poder transformador que tiene el voluntariado en nuestra sociedad. Es un recordatorio de la importancia de generar espacios de encuentro y acción conjunta, en los que no solo se busca ayudar, sino también reconocer la fuerza colectiva para transformar realidades.
En TECHO representamos el voluntariado a través del trabajo conjunto con las personas que residen en los asentamientos. No somos superhéroes ni superheroínas, sino jóvenes en acción, comprometidos y comprometidas con una causa común. Frente a ciudades fragmentadas y realidades desiguales, el voluntariado es una herramienta poderosa para generar puentes, encuentros y, sobre todo, para trabajar juntos en la construcción colectiva de una sociedad más justa.
En TECHO, entendemos el voluntariado como una forma de reencontrarnos como sociedad, desde nuestra esencia ciudadana, y comprometernos a transformar la realidad a partir del hacer.
Las historias de quienes han sido voluntarios en TECHO reflejan esta transformación personal y colectiva que se genera a través de la acción y el compromiso. Ellen Guimarães, voluntaria de TETO, comparte su experiencia:
«Ser voluntaria de TECHO y participar de tantos procesos de gestión, estar en contacto con tantas personas y visualizar la pobreza en aquella intensidad, me permitió hacer elecciones a lo largo de mi camino que me han permitido contribuir realmente por la transformación de nuestra sociedad.”
Para Ellen, el voluntariado no solo es un medio para ayudar, sino una oportunidad para tomar decisiones conscientes que impactan directamente en el cambio social. Ella también destaca la importancia de la acción colectiva, un aspecto clave del trabajo en TECHO:
«Lo que me marcó en mi primera construcción y que hasta hoy me hace creer en el trabajo de TECHO fue ver que nuestro sueño de mundo es posible a través del poder del colectivo. En una construcción, cada uno hace una parte y la vivienda se levanta. Eso me hace ver el mundo exactamente con esos ojos de que es posible, que solo hay que juntar un grupo de gente loca y dispuesta a hacer el bien que logramos transformar nuestra sociedad. Yo llevo esto conmigo hasta hoy y nunca dejaré de llevar.”
El poder del colectivo, la fuerza imparable de la unión de voluntades con un propósito compartido, ha sido el motor que ha transformado realidades. En 27 años, TECHO ha movilizado a más de 1.5 millones de personas en 18 países de Latinoamérica. Cada voluntario, como Ellen, trae consigo una historia única, pero todos convergen en un mismo sueño: construir el futuro que imaginamos, hoy. Juntos, escriben una historia de esperanza y acción, demostrando que la verdadera transformación nace cuando trabajamos unidos por un mundo más justo.
